FIESTA LITURGICA

En el mensaje dictado a Madre Eugenia, el Padre pide la institución de una fiesta en su honor:

«Deseo que un día, o por lo menos un domingo, sea consagrado para glorificarme, en modo muy particular, con el nombre de Padre de toda la humanidad. Para esta fiesta quisiera una Misa y una celebración apropiada. No es difícil encontrar los textos en la Sagrada Escritura. Si preferís rendirme este culto especial un domingo, yo escojo el primer domingo de Agosto, si escogéis un día de la semana, prefiero que sea el día 7 de este mismo mes.”

Hace años iniciamos propio una suscripción para pedir a la Iglesia la institución de una fiesta litúrgica en honor a Dios Padre e recogimos un gran número de firmas (más de cien mil) que enviamos al departamento eclesiástico competente. Oremos e esperemos.

Consideramos oportuno evidenciar lo que han escrito al respecto el S.E. Mons. Caillot, el Obispo de Grenoble quien instituyo la solicitud canónica en merito a Madre Eugenia y al mensaje del Padre que ella recibió; su Vicario Mons. Guery miembro de la Comisión teológica que examinó a la Madre Eugenia; P. Raniero Cantalamessa capuchino, Predicador de la Casa Pontificia; P. Jean Galot sj, profesor de la Universidad Gregoriana Pontificia.

Dar a conocer y honorar al Padre por Mons. A.Caillot:

«El objeto de la misión que fue confiada a Madre Eugenia es preciso y, desde el punto de vista doctrinal, me parece legitimo y oportuno.. Objeto preciso: dar a conocer y honorar al Padre, sobretodo con la institución de una fiesta especial, solicitada a la Iglesia. La propuesta estableció que una fiesta litúrgica en honor del Padre bien se colocaría en la línea de todo el culto católico, conforme al movimiento tradicional de la oración católica, que es un asenso hacia el Padre, por medio del Hijo, e en el Espíritu, como lo muestran las oraciones de la Misa y la oblación litúrgica al Padre en el Santo Sacrificio. (…) Una fiesta especial tendría entonces como primer efecto de restablecer la orden en la piedad de muchos cristianos y de conducirlos a la entrega del divino Salvador: «Todo lo que pedís al Padre, en mi nombre…», y todavía: «Ustedes entonces, orareis de esta forma: Padre nuestro…»» (Mons. Alexander Caillot, relación conclusiva a la propuesta referente a Madre Eugenia Ravasio)

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La devoción al Padre.
Su oportunidad – El valor doctrinal

por Mons. E. Guery:

«La devoción al Padre fue aquella de Jesús. ¿Como no podría ser la nuestra?
Es aquella que nos ha enseñado el divino salvador, en la única oración que compuso para nosotros.
Nosotros sabemos del Evangelio que El, a sus Apóstoles, hablaba siempre de su Padre. ¿Mas para cuantos cristianos hoy el Padre es una persona viva?
Ellos prueban, casi siempre hacia el un solo sentimiento: aquel del temor. Ni osan acercarse a el.
Entre los atributos de Dios se reconoce en el de la paternidad. Pero para muchos, esa nos es que una especie de metáfora o algo abstracto. Ahora, el culto, no se dirige a un atributo abstracto: se dirige hacia una persona.
De hecho toda la liturgia de la Misa nos invita a elevar nuestras almas al Padre, a ofrecernos a El, con su Hijo el elegido, a orar “por nuestros Señor Jesucristo que vive y reina con El, en la unidad del Espíritu Santo”.
«Cada oración católica, dice una eminencia litúrgica, está ofrecida al Padre por medio del Hijo, en el Espíritu Santo». Estamos ciertamente seguros que esta devoción no nos lleva a sospechosas innovaciones; aparece nueva en nuestro tiempo solo porqué eso la olvidó. Todos aquellos – predicadores o directores espirituales – que la difundieron, relevaron con gozo los efectos profundos de purificación y de santificación que se produce en las almas. Verdaderamente parece que una gracia especial sea contigua. ¿Porque?
Antes que nada, parece, porqué difundir esta devoción es continuar la misión misma del Salvador. Antes de Jesús, Dios era desconocido, pero no como Padre»

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Una fiesta para el Padre por P. Raniero Cantalamessa

«Es una tristeza que no exista, en todo el año litúrgico, una fiesta al Padre, que no exista, en todo el Misal, ni siquiera una misa devota en su honor. Es algo, muy extraño; existen innumerables fiestas de Jesús Hijo; existe una fiesta del Espíritu Santo; existen tantas fiestas de la Madre… No existe una sola fiesta del Padre, “fuente y origen de toda la divinidad”. Quisiera casi decir que es el Padre, ahora, “el divino desconocido”, no el Espíritu Santo. Es cierto, existe una fiesta a la Trinidad, que, pero es la fiesta de un misterio, o de un dogma, no de una persona y que, de hecho, no de una sola Persona divina. El hecho que exista una fiesta de la santa Familia, no quita que la Iglesia haya tenido la necesidad de celebrar, también singularmente, las tres personas de la santa Familia. ¿No podría ser ahora el momento de llenar esta laguna?»

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El nuevo culto del Padre por el P.Jean Galot:

«El número de las fiestas particulares de los santos y santas no ha dejado de crecer, mas hasta ahora no existe ningún día de fiesta especialmente dedicado al Padre. Hemos observado que el nuevo culto inaugurado a Jesús consiste en una adoración del Padre: mas todavía no existe ningún día del cual esta adoración se refiera especialmente a la persona del Padre. Es todavía más sorprendente cuando se manifiesta en la humanidad de hoy una convicción creciente del valor de la paternidad.
En el pasado se quiso instaurar una fiesta del Padre. En el siglo XVII, por ejemplo, el rey de España Carlos II se dirigió a Roma en el 1684 con una petición para obtener, por lo meno para España ó para toda la Iglesia, la institución de una fiesta especial del Padre. A esta petición se asociaron unos treinta Obispos en 1694.
Un cierto numero de Congregaciones del Padre fueron fundadas y quisieron celebrar la fiesta; la celebración ya era introducida en Tarazona en España, y en Tours en Francia».

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Para profundizar:
Jean Galot «Festeggiare il Padre. Conoscere e celebrare la paternità di Dio», ed. Dehoniane, Roma, 1999, prima ed. francese: «Fêter le Père», ed Mame, Paris 1993.